Desde que me he puesto a régimen por recomendación médica, he descubierto que desayunar poco me ayuda a sentirme más ligero, más ágil y más despierto. Además, me evita los antojos de media mañana y me permite disfrutar más de la comida y la cena. ¿Qué cómo lo hago? Pues muy sencillo: me preparo un batido de frutas naturales, una tostada integral con queso fresco y un café solo. Y listo. Así de fácil y rápido.
No os voy a engañar: al principio me costó un poco acostumbrarme a este cambio, pero ahora lo veo como una forma de cuidarme y de mimarme. Y es que desayunar algo ligero no solo me beneficia a nivel físico, sino también mental. Me hace sentir más optimista, más positivo y más feliz. Y eso se nota en todo lo que hago.
Así que ya sabéis: si queréis empezar el día con una sonrisa, probad a desayunar algo ligero. Os sorprenderá el efecto que tiene en vuestro ánimo y en vuestra salud. Y si no me creéis, haced la prueba y contadme qué tal os va. Estaré encantado de leer vuestros comentarios y experiencias.
Y esto es todo por hoy. Espero que os haya gustado este consejo y que lo pongáis en práctica. Os aseguro que vale la pena. Y recordad: buenos días y a vivir... ¡que son dos días!
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